Que levante la mano la persona que no ha hecho un nuevo propósito para este 2018 recién estrenado. Dejaremos de lado lo de ir/apuntarse al gimnasio, comer más sano …. para centrarnos en lo que más nos interesa aquí: fórmulas para el empleo. Y de entre todas, hay una que es nuestra carta de presentación. Sí, hablamos (de nuevo) del currículum vitae.
¿Por qué? Porque hay que cuidarlo y actualizarlo y la razón está en que en la gran mayoría de procesos de preselección, un CV puede ser el pase a una entrevista personal o que se quede en la bandeja de “No” en Recursos Humanos. Pero, ¿qué pasa cuando no hay nada nuevo bajo el sol?, es decir, ¿qué podemos hacer si no tenemos nada nuevo que contar?
-Lo primero dar sensación de cambio. Como por ejemplo con una nueva fotografía, que ofrezca de ti una imagen dinámica y profesional. Y también puedes utilizar otro tipo de letra de los datos que pones en el currículum, pero siempre teniendo en cuenta que debe ser clara y legible para aquel que lo lea.
– Modifica la estructura. Es también una forma de renovar tu CV aunque cuentes lo mismo que antes y recuerda que la información se tiene que visualizar sin esfuerzo. Y lo ponemos como un nuevo punto porque hay muchas maneras de estructurar tu curriculum, desde el muy tradicional cronológico, el cronológico inverso, el funcional …. O algo mucho más creativo, como integrar gráficos en tus áreas de conocimiento de idiomas, de programas, etc.
– Datos que sobran. Vale, tenías cursos hechos allá por los 90, pero ha llovido mucho desde entonces y para 2018 se necesita dejar atrás lo “viejuno”. Mejor que se vea a simple vista lo más actual.
Son trucos que te ofrecemos para dar una mejor imagen de ti y de tu experiencia en una renovada carta de presentación y superar la tan temida “cuesta de enero”. De todos modos, también te recomendamos que te pongas manos a la obra y te apuntes a cursos (idiomas incluidos) y todo lo que te ayude a complementar tu formación. ¡Ánimo!